lunes, 24 de junio de 2013

OFICIOS TRADICIONALES EN MADRID: LA FORJA (I)


Si paseamos por Madrid y nos fijamos por encima y alrededor nuestro, vemos multitud de balconadas, rejas, faroles, farolas y otros elementos decorativos cuyo protagonista es el hierro forjado. Ha sido durante años elemento importante de nuestra arquitectura, de nuestra sociedad y de nuestra cultura,  por eso quizás merezca hoy un homenaje, un reconocimiento, a él y a tantos forjadores, vulgo "chisperos" que hacen posible nuestra admiración por un trabajo bien hecho.

De todas las formas de trabajar el hierro, es la forja, quizá la más antigua. Mediante el batido a martillo, golpe a golpe, el metal al rojo, candente, va tomando la forma deseada. Un oficio duro, recio, casi en vías de extinción.
Se tienen noticias de la utilización del hierro en la Península Ibérica desde el siglo  VI a. de C; dando testimonio de ello Estrabón, Polibio, Tito Livio. Cicerón, en su obra De natura deorum, nos informa de la existencia de un dios hispano que se podía equiparar al Vulcano latino. Durante el periodo romano, se continua trabajando el hierro para realizar piezas de carácter domestico, útiles y aperos de labranza y armas; sin ornamentos, sin otras técnicas complementarias.

De la época visigoda, no tenemos apenas noticias. Son los musulmanes los que aportan un sentido estético a las piezas, ya que las adornan con motivos decorativos; el trabajo es realizado por artesanos cristianos.


Es en el Románico cuando cuando aparecen además de las piezas habituales anteriormente descritas, candelabros, palmatorias, faroles, cerraduras, clavos, etc.

En el siglo XIII se empieza a utilizar la plancha como elemento decorativo. En las rejas se observa la ojiva cristiana, así como algunos detalles árabes.

Con el Gótico y más concretamente, en el Plateresco, así como años mas tarde con el Renacimiento, cobrará importancia el repujado y el cincelado del propio metal. El traslado de la Corte a Madrid impulsa la rejería madrileña en detrimento de la toledana. Los talleres se sitúan en torno a la calle Barquillo, de ahí el nombre del barrio, Barrio de los Chisperos. Los artesanos realizan rejas pero también postigos, clavos, llaves, cerraduras, aldabas o aldabones (Un ejemplo de esto lo tenéis en la página de Callejeando Madrid, y sus fotografías de puertas de Madrid, un inmejorable trabajo)





En el Barroco si bien se copian modelos franceses y tiene un importantísimo papel junto a la arquitectura. Se realizan trabajos no solo en los edificios civiles (Casa de la Panadería de la Plaza Mayor, Casa de la Villa,...) también tanto en el exterior como el interior de iglesias, conventos y ermitas (como ejemplo sirvan la Iglesia de las Calatravas, la Colegiata de San Isidro, el Monasterio de la Encarnación..); así como en las balconadas de las casas de vecindad. 



Con los Borbones, la rejería madrileña se hace más ornamental ya que toman elementos franceses e italianos. Un claro ejemplo lo tenemos en el propio Palacio Real. En los balcones de vecindad, los balaustres o parte inferior de los barrotes se adornó con volutas, formas circulares....llamado redropié,  en parte como motivo decorativo y en parte obligado por las ordenanzas municipales, para evitar que se cayesen a la calle macetas y todo tipo de objetos.






En el siglo XIX se inicia su decadencia que llega hasta nuestros días. Esto se debe a dos motivos, a la mecanización y a un método de producción en serie.







Forja, hierro, fuego..... ligados a un sentido mágico y a un pueblo "marginado"..... pero esto, merece mención aparte.

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